Presentación científica

El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, al mismo tiempo que termina con la experiencia de la Unidad Popular (1970-1973) y la “vía chilena al socialismo”, marca también el fin del modelo de substitución de importaciones en Chile, en vigor desde los años treinta. La dictadura militar del general Pinochet, al mismo tiempo que sometió al país a la represión y a una contrarrevolución conservadora, implementó rápidamente un sistema económico de carácter neoliberal articulado a un “Estado subsidiario” y centrado en el mercado como principal mecanismo de asignación de los recursos, la desregulación- privatización del Estado y la apertura a los capitales internacionales. Así como lo reconocen hoy en día la mayor parte de los investigadores en ciencias sociales, Chile se situó como un país ‘pionero’ (a partir de 1975), no solamente dentro del continente, sino también a nivel mundial, puesto que anuncia el inicio de un nuevo ciclo histórico. Incluso antes de su aplicación en los países del Norte (especialmente Estados Unidos e Inglaterra), Chile experimenta tanto un nuevo modelo económico, inspirado de las teorías monetaristas de Milton Friedman, como un nuevo modelo de sociedad, que perdura bajo numerosos aspectos hasta nuestros días. A veces presentado como un país modelo, con un importante crecimiento macroeconómico, luego de una experiencia de transición democrática negociada y “pacificada” a partir de 1990; país laboratorio o “modelo” para una gran parte de otros analistas, Chile ha estado marcado a fuego por la herencia autoritaria de la dictadura militar y por las desigualdades sociales, culturales y simbólicas engendradas por su transformación neoliberal. Sea cual sea el enfoque epistemológico, el Chile actual continúa siendo, hoy en día, un país símbolo, cuyos mitos y realidades convendría analizar en una perspectiva crítica e interdisciplinaria.

En 1997, el sociólogo Tomás Moulián publica su libro Chile Actual. Anatomía de un mito, obra en la cual desarrolla una matriz de análisis material e ideológico que supera y enriquece las conclusiones de aquellos estudios que estaban únicamente centrados en la descripción de una “democracia con enclaves autoritarios” (concepto forjado por Manuel Antonio Garretón, que tuvo un gran éxito científico internacional). Con una pluma ácida y una evidente voluntad de polemizar, Moulián analiza el “transformismo” sociopolítico de su país, las continuidades y las rupturas originadas por la transición pactada, los tumbos y los límites de su proceso de democratización, así como los eufemismos que pueblan la imaginería política chilena. Se trata de un Chile convertido a la democracia representativa (neo)liberal y a la “política de consenso”, cuyas clases dirigentes (civiles y militares) han tenido cuidado de mantener y reproducir numerosas infraestructuras económicas, pero también políticas, institucionales, culturales, memoriales, heredadas de la dictadura militar. Moulián describe también con irritación los impactos profundos de esta nueva sociedad que viene de los años de plomo: la nueva anomia individualista, la destrucción de los espacios públicos y una privatización creciente de los territorios y del entre-sí, el repliegue de la polis y el surgimiento de un nuevo ciudadano, el “ciudadano credit-card”, atrapado por un mercantilismo desenfrenado.

Pero ¿qué pasa hoy, diez años después, en una América Latina fuertemente reconfigurada en el plano político? ¿Qué mecanismos están siendo utilizados en los diversos campos de lo social y de qué manera las nuevas generaciones – que no han conocido la dictadura – piensan su inserción individual y colectiva en un país todavía marcado por su historia traumática reciente? En el contexto de una austeridad que se ha vuelto ley, ¿cómo comprender y descifrar eso que Juan Carlos Gómez califica de “neoliberalismo triunfante” y que otros sociólogos prefieren calificar de “sociedad neoliberal madura”? ¿Estamos realmente frente a ese homo economicus, representación del comportamiento del ser humano que tiene a la base el modelo neoclásico en economía y seria mejor describir la fábrica de sujetos al servicio de una sociedad neoliberal, es decir una “nueva razón del mundo” (Laval y Dardot)? ¿En estas condiciones, es posible describir la instauración de un neoliberalismo “corregido” y reformado por el “progresismo” de la Concertacion, como lo propone Manuel Antonio Garretón? ¿De qué manera interpretar el nuevo ciclo protestatario que vive este país del Cono Sur desde hace algunos años, con la activación de movimientos sociales en torno a temáticas tales como la educación, la asamblea constituyente o los recursos naturales, que surgen tanto en el plano nacional como en el internacional? ¿Qué usos públicos se hacen del pasado y cómo pensar la justicia transicional chilena? ¿Qué representaciones y puestas en relato de esta sociedad en conflicto elabora y difunde la producción cultural (especialmente la producción cinematográfica)?   

Con este coloquio internacional, pretendemos considerar el Chile contemporáneo, tratando de sobrepasar el debate centrado sólo en análisis transitológicos, en la óptica de multiplicar los puntos de vistas críticos, las idas y venidas entre ese “pasado que no pasa” y el tiempo presente. Por medio del estudio de un periodo bien acotado, pero insistiendo también  sobre los legados históricos, abordaremos el Chile postdictatorial reciente sin reincidir en los análisis del tipo transición- consolidación democrática, los cuales han sido bastante trabajados (pero que de todas formas no estarán del todo ausentes de nuestras reflexiones). Así pues, hemos elegido una periodización que debuta con el arresto del general Pinochet en Londres (1998), hecho de relevancia que sacudió los cimientos del “consenso” hegemónico - así como  numerosas certezas- y que termina con el gobierno de Sebastián Piñera, elección que marca también la vuelta de la derecha al poder por las urnas (después de veinte años del gobierno de la Concertación).

Nos proponemos desglosar esta problemática general en torno a cinco temáticas o ejes particulares. En torno a ellos creemos poder deconstruir, al menos parcialmente, esta compleja realidad del Chile actual, es decir, conocer más precisamente sus estructuras, formas y dinámicas, pero también las relaciones entre los individuos y los grupos sociales que constituyen esta sociedad neoliberal. La selección de las comunicaciones se hará en función del aporte científico de cada propuesta, de su originalidad y pertinencia, privilegiando las investigaciones innovadoras, las perspectivas comparadas o basadas en encuestas de terreno recientes. Los jóvenes investigadores y los doctorandos están invitados a presentar sus trabajos en curso;  será privilegiada la más amplia variedad de puntos de vista disciplinarios y de formatos (ciencia política, sociología, economía de lo político o las humanidades en un sentido más general, etc.).

Eje 1) Orden neoliberal, justicia transicional y guerra de memorias

Los años noventa han sido en Chile los de la reivindicación de la “verdad y justicia”. Negada durante la dictadura, la realidad indiscutible de las violaciones masivas a los derechos humanos fue aceptada de manera muy tardía por una parte de la sociedad chilena, así como por un Estado partidario de la “justicia en la medida de lo posible” (según las palabras del presidente Patricio Aylwin). Sin embargo, el arresto del general Pinochet en Londres, en octubre de 1998, produjo un efecto catártico, reavivando las viejas querellas políticas e históricas sobre la correcta interpretación del golpe de Estado de 1973, pero también reafirmando la necesidad de una reactivación de los procesos judiciales contra los culpables de la violencia de Estado. La memoria y su reconstrucción funcionan aquí como una cuestión de lucha, sea con fines socio-históricos –la reflexión sobre el pasado y el presente del país-, sea como un hecho social que sirve para movilizar a diferentes sectores de la sociedad civil, en particularmente a las víctimas y sus familiares.

Los trabajos que traten estos dos ejes (justicia y conflictos memoriales) serán bien acogidos. Estos pueden interesarse en la acción de los jueces o de los tribunales, sobre la organización de las familias de las víctimas, en las políticas de reparación o de manera más general, en los usos, los límites y las tensiones de eso que llamamos hoy en día genéricamente con el término de “justicia transicional”.     Problemáticas más recientes nacidas de la implementación de políticas de memoria son también bienvenidas. En ese sentido, las comunicaciones que se interesan en la mediatización de las cuestiones de memoria, la construcción de lugares de memoria, las cuestiones referentes a la conmemoración o las controversias sobre los programas de enseñanza de la historia serán particularmente apreciadas. Así también, la utilización de los tribunales militares o de las leyes antiterroristas contra ciertos tipos de movimientos sociales, sobre todo los movimientos indígenas, podrían proveer elementos para una reflexión comparativa. De esta manera, “justicia” y “memoria” funcionan aquí como una tensión transversal, que evoca las múltiples facetas de una sociedad al mismo tiempo en tránsito y en conflicto.

Eje 2) Reemergencia de la acción colectiva, movimientos sociales y resistencias

Los veinte años de gobierno de la coalición de centro-izquierda, la Concertación, han estado acompañados, en gran parte, por una política de desmovilización de los grupos sociales que se habían confrontado a la dictadura militar. Este proceso se inscribe en una lógica de desmovilización general de la sociedad abiertamente buscada por los nuevos gobiernos con el fin de evitar todo levantamiento que pudiera, según ellos, poner en peligro el buen funcionamiento de la joven democracia. En forma paralela, estos gobiernos han privilegiado la estabilidad política y la preservación del modelo económico, en detrimento de las reivindicaciones sociales y las protestas masivas, particularmente esas que buscaban poner fin a los enclaves autoritarios aún presentes en el marco institucional chileno. Sin embargo, el periodo que va del arresto del general Pinochet al retorno de la derecha al poder en el 2010 ha dado lugar a la emergencia de nuevas estructuras de oportunidad política que favorecen el resurgimiento de la acción colectiva.  En el curso de estos últimos años, varios factores han convergido para dar lugar a un nuevo ciclo de conflictos sociales, aunque de manera bastante diversa y en el mayor número de casos, poco articulado entre ellos. La desaparición física del dictador ha difuminado la amenaza del retorno de los militares. La pérdida de poder de la coalición de centro-izquierda así como la pérdida de confianza de los ciudadanos frente a ésta han exacerbado los conflictos sociopolíticos. Estas nuevas reivindicaciones colectivas se han traducido principalmente en movimientos que persiguen la igualdad de oportunidades y el acceso de las mujeres a una ciudadanía plena, la igualdad de oportunidades en materia de educación y el fin de su mercantilización; también han surgido  movimientos por la protección de los recursos naturales o ecologistas, sin olvidar la permanente lucha de los pueblos originarios, principalmente el pueblo mapuche.

Se perfila así la expresión de movimientos sociales encarnados por una nueva generación de actores, sin que por esto los movimientos más tradicionales hayan desaparecido, empezando por el movimiento obrero y sindical que está siempre presente bajo formas a veces renovadas. Quisiéramos que sean presentadas, en este eje, ponencias que traten sobre estos diferentes movimientos sociales, sobre sus repertorios de acción y sus espacios específicos, sobre sus recursos y su relación con el campo político y/o militante. El posicionamiento de quienes animan estos conflictos y sus trayectorias militantes pueden también ser temas de interés. Confrontar y comparar estas acciones colectivas, ver en qué medida ellas contribuyen –o no– a la profundización de la democracia en Chile (el sociólogo Lilian Mathieu habla de una “democracia protestataria”) y a cuestionar el orden neoliberal o la hegemonía de los principales detentores del capital sobre la vida del país.

Eje 3) Partidos, “gobierno de los mejores” y democratización hoy

Los partidos políticos en Chile han estado entre los principales actores de la transición pactada, en detrimento de otras fuerzas sociales. De hecho, el cuadro institucional fijado por la Constitución autoritaria de 1980, y particularmente por medio del sistema electoral binominal, ha establecido las reglas de un juego político relativamente cerrado y fuertemente controlado por estos mismos partidos. Su organización en coalición contribuye a la bipolarización de la vida política. Tanto los partidos como los actores y movimientos sociales que han rechazado o criticado este marco han sido, en consecuencia, sistemáticamente marginados e incluso excluidos del campo institucional. En el año 2000, la victoria de Ricardo Lagos en la elección presidencial permitió el retorno a la presidencia de un militante socialista, justo a 30 años de distancia de la experiencia de la Unidad Popular (1970-1973). Sin embargo, el gobierno de Lagos se caracterizó por la suscripción de acuerdos con el principal partido de la oposición de derecha, la Unión Demócrata Independiente (UDI). Estos acuerdos, firmados en 2003, permitieron la reforma del Estado y la activación de la economía de mercado.  Desde el punto de vista institucional, el diálogo con la oposición permitió la aprobación en 2005 de las reformas a la Constitución, destinadas a terminar con varios enclaves autoritarios, sin por esto iniciar un proceso constituyente o de transformaciones profundas. Por sus características personales, la elección de Michelle Bachelet como Presidenta de la República representa otro evento relevante en la superestructura política. No obstante, ella gobernó en continuidad con los gobiernos anteriores, haciendo frente a varios movimientos de protesta (como la  “revolución de los pingüinos”). Por otra parte, su fuerte popularidad no ha impedido la creciente desconexión entre  la Concertación y las clases populares, el aumento progresivo de la abstención (notablemente entre los jóvenes)  y la pérdida de legitimidad de esta coalición que ha administrado la transición pactada, refundando el modelo neoliberal en Chile. La victoria del candidato de la derecha, Sebastián Piñera, en las elecciones presidenciales del 2010, marca una alternancia después de 20 años de dominación de la Concertación. En efecto, la derecha no había ganado democráticamente el gobierno desde 1958. Presentándose como la encarnación  de una “nueva derecha” y del “gobierno de los mejores”, el presidente empresario S. Piñera tuvo que, muy rapidamente, hacer frente a varias crisis internas y grandes movilizaciones sociales.

Se esperan sobre todo propuestas de ponencias sobre las características del gobierno actual, sus técnicas de “gobernanza” y su puesta en perspectiva en la historia de la derecha política en Chile. Además, cabe interrogarse sobre la durabilidad y la viabilidad de la actual estructura de coalición a nivel parlamentario, sobre la pertinencia de la división entre “autoritarismo” y “democracia” como marca de las diferencias políticas, así como sobre la dinámica interna de la Concertación. Se esperan reflexiones críticas sobre el actual sistema de partidos, los efectos en “cadena” de la Constitución de 1980 sobre la democratización. Asimismo, las dinámicas en curso fuera del campo parlamentario, particularmente las que se desarrollan a la izquierda de la Concertación (Partido Comunista y en la izquierda radical) o a favor de una asamblea constituyente, podrían ayudar a aclarar las preguntas que se plantean en este eje. En fin, los trabajos que analizan las tensiones, las alianzas y la interpenetración que se produce entre militantes, personal político y poder económico han de favorecer el análisis de los vínculos entre élites políticas, partidos, empresarios y modelo neoliberal.

Eje 4) “¿Un modelo de desarrollo neoliberal”? Recursos naturales, dependencia y desigualdades.

El salitre y luego los hidrocarburos; las fuerzas hidráulicas o la pesca; la viticultura o la industria agroalimentaria, y sobre todo el cobre, principal reserva mundial, y calificado en su tiempo por Salvador Allende como el “sueldo de Chile”: la explotación de las inmensas riquezas naturales del país, lo hacen y lo han hecho objeto de ambiciones y luchas encarnizadas desde hace ya más de un siglo y medio.  Hoy en día, el modelo de desarrollo parece principalmente basado en la actividad extractiva de recursos naturales y agroforestales, enteramente volcada hacia la exportación. Una actividad llevada a cabo por empresas nacionales y transnacionales, orientada por objetivos de desarrollo macroeconómico fuertemente extravertido. Los mecanismos de mercado, por lo tanto, son vistos y representados como las únicas formas  legítimas de regular la explotación de estos recursos. Esta elección política y estos mecanismos económicos no dejan de tener consecuencias: ya sea en el cuerpo social de Chile (y el problema de la repartición de las riquezas con la conformación de una oligarquía rentista), en las desigualdades entre los territorios que componen la nación, las fuertes amenazas sobre los ecosistemas, así como sobre los otros agentes económicos considerados “menos competitivos”.

Las ponencias se podrían organizar en torno a investigaciones relacionadas con las lógicas políticas y económicas sub-yacentes y las consecuencias de este modelo, que ha hecho de Chile uno de esos países que instituciones como el FMI o el Banco Mundial suelen proponer como ejemplos o modelos a seguir. Pero ¿podemos hablar en este caso de un “modelo neoliberal”? Tres enfoques principales emanan de esta pregunta: el uso de los recursos naturales; la reproducción de las desigualdades y de la estratificación social; y finalmente  la cuestión medioambiental. ¿Cuáles son los temas que emergen en torno a estos recursos naturales (en particular el cobre y su puesta en concesión) y cuál es el papel del Estado en la implementación de este modelo? Un análisis en términos de dependencia y de centro-periferia, ¿continúa siendo válido para el Chile actual? ¿Cómo evaluar el peso concreto de las multinacionales o el lugar de los ciudadanos en estas decisiones estratégicas? Por otro lado, ¿en qué punto está el estudio de la estructura social desigual de Chile (en particular luego del proyecto Desigualdades dirigido por la socióloga Emmanuelle Barozet): las formas de movilidad y reproducción de estas desigualdades, la repartición de los ingresos y de los capitales sociales, su percepción y las identidades colectivas que ellas inducen en la vida cotidiana? En fin, ¿cuáles son los impactos ecológicos de tal modelo, ahora que la crisis mundial se acentúa, qué perspectiva hay para la economía chilena?  Todos los análisis de estos casos concretos son bienvenidos (por ejemplo sobre la extracción minera,  la industria del salmón o la industria forestal, etc.). Las ponencias sobre la imagen de “país modelo” podrían permitir, igualmente, trazar algunas líneas de reflexión. Finalmente, no se ha de descartar un enfoque más prospectivo, sobre las posibilidades y problemáticas de una gestión sostenible de los recursos y de un modelo de desarrollo alternativo, más igualitario o relocalizado.

Eje 5) Cine y sociedad neoliberal

La producción cinematográfica chilena (o sobre Chile) será objeto de una sesión de comunicaciones e intercambios. El cine que aborda el periodo de la Unidad Popular, el golpe de Estado y la dictadura es relativamente conocido, en particular la obra -mayor- de Patricio Guzmán. Deseamos, en el marco de este coloquio, tratar otras temáticas, netamente más contemporáneas, por ejemplo en torno al trabajo de los jóvenes autores y directores. El vínculo con la dictadura no está excluido. Sería deseable, en particular, abordar el tema del retorno de los exiliados, que hace ver la evolución paralela – y sin duda dispar– de  las poblaciones forzadas al exilio y la del país después de la dictadura. Numerosos son los otros temas que pueden ser abordados: grandes eventos como las convocatorias electorales, los desastres (el tema de los mineros, del terremoto del 2010), movimientos sociales y políticos de gran envergadura (como el movimiento estudiantil), organización y acción de los medios de comunicación de masas, pero también eventos en apariencia más limitados, que se dan a nivel del individuo o de los organismos sociales más elementales, al nivel de la vida cotidiana. En general, todo aquello que ha contribuido a formar y reflejar una nueva imagen de la sociedad chilena puede ser objeto de estudio, poniendo el acento en el vínculo entre “modernidad” y los problemas ligados al neoliberalismo (precariedad del trabajo, individualismo, sociedad de consumo, etc.). El cine documental es naturalmente el marco privilegiado de este género, pero el cine de ficción no estará excluido, a condición que el sea portador de una interrogación social o política, o que se considere en esta dimensión.

Una sesión de proyección de una o dos películas particularmente representativas de la producción cinematográfica chilena de comienzos del siglo XXI será organizada en un sala de la aglomeración grenoblesa  (por ejemplo, en la sala “Mon Ciné”, situada en Saint-Martin d’Hères), de ser posible en presencia de uno o varios cineastas.

Personnes connectées : 1